11 dic 2010

Inquietudes postraumáticas


El suceso de los controladores ha evidenciado la inconveniencia de que un grupo se haga con privilegios exorbitantes, y más, que unos pocos controlen una técnica muy especializada, e incluso el acceso a la misma. De ahí a sentirse por encima de la ley sólo hay un paso, que, como se ha visto esta pasada semana, se dio. Todavía se alarga la polémica sobre el suceso, y más que se prolongará, sobre responsabilidades de unos y otros y, sobre todo, si la actuación del gobierno ha sido oportuna y justa. No entraré en la discusión que me parece un rizar el rizo sin mucha utilidad, pero sí que señalaré algunos puntos oscuros que se me ocurren después de ver, leer y oír tanto sobre la cuestión.

El control que los empleados ejercían sobre el acceso a la profesión ha dado lugar, según parece, a una indeseable endogamia. Por esta vía se estaban convirtiendo en una casta que filtraba el acceso, privilegiando el paso de los aspirantes próximos a ellos. Ya que la bestia enseñó los dientes qué menos que husmear ahora sus entrañas para obtener una buena radiografía del monstruo, que nos sirva de lección utilísima para el futuro o para otros ámbitos.

No hay mal que por bien no venga. Algunos bufetes de abogados esperan hacer su agosto canalizando las reclamaciones de los damnificados. Se ha dicho que aparte el resarcimiento de las pérdidas materiales los abogados de los damnificados están pidiendo, o se proponen reclamar, 10.000 € como resarcimiento del daño moral para cada uno de ellos. ¡Qué bien! Lo tienen merecido. Pero, reflexionando un poco nos asalta en seguida la inquietud: Aunque esa no sea la cantidad que se acepte finalmente, si los tribunales fallan a favor del pago, es imposible que unos cuantos centenares de inculpados, en el mejor de los casos, hagan frente al pago de los muchísimos millones que resultarían; evidentemente, AENA sería la entidad subsidiaria, lo que significa, dado su carácter de empresa pública, que saldría de los presupuestos del Estado, es decir, de nuestro bolsillo. El bucle amenaza cerrarse una vez más pillándonos a todos en medio.

Una última cuestión. Las dificultades contables del gobierno, los problemas con la deuda soberana y el déficit, han traído de nuevo a colación la pertinencia de nuevas privatizaciones. Ya vivimos una gran oleada cuando el gobierno del PP hubo de sanear las cuentas para lograr la entrada en el Euro y la solución fue, entre otras, la enajenación de buena parte del patrimonio. Se ha hablado estos días de permitir la entrada de capital privado en AENA y de privatizar Barajas y el Prat. A nadie se le escapa que una paulatina privatización de la empresa que rige los aeropuertos requiere como medida previa un saneamiento económico, que quizá incluya librarla de la desmesura de los salarios de sus controladores y sus privilegios organizativos. ¿Se mete en cintura a los controladores, y no se ha hecho antes, porque ahora se va a privatizar?

Estamos necesitando un wikileaks doméstico que nos revele algunos secretos y tejemanejes que no deberían escapársenos.

1 comentario:

jaramos.g dijo...

Felices fiestas, amigo Arcadio. Y que en el año que entra se cumplan todos tus deseos.